miércoles, 14 de mayo de 2008

Guia Buscadores de Empleo - Curriculum

Pieza clave en la búsqueda laboral

Es la primera impresión, el primer contacto con el empleador.

¿Cómo se elabora un buen Curriculum Vitae? ¿Cómo evitar los errores más comunes? ¿Cómo lograr una respuesta favorable?

El curriculum vitae debe trasmitir eficazmente cuáles son las capacidades efectivas y potenciales del candidato. Por lo tanto, debe "hablar" por el postulante y reflejar no sólo un conjunto de datos académicos y laborales, sino además las características personales del mismo.

"Quiero conocer a este postulante ", deberá afirmar el selector después de leer un considerable número de C.V. Por lo tanto, tiene que estar confeccionado de tal forma, que llame la atención, pero teniendo cuidado de no caer en un mensaje tan "creativo" que despierte rechazo o desconfianza.

Debe ponerse atención en el "qué se dice" (información precisa sobre los datos) y en el "cómo se dice" (presentación cuidada , diseño sobrio, buena papelería, impresión clara, etc.). Ningún joven correría el riesgo de ir a una entrevista laboral descuidando su arreglo personal. El equivalente sería entregar un curriculum malredactado, mal impreso, con datos desactualizados, confusos o desorganizados. Visto desde la óptica del empleador, es posible pensar que una persona que no valora debidamente su historia personal (que es el capital propio), probablemente no se ocupe demasiado de los asuntos de la empresa (que en definitiva es el capital del otro).

Determinar cuál es el punto de equilibrio entre la sobriedad académica y el marketing de uno mismo es tan importante como difícil. No es aconsejable un CV sobredimensionado ni una versión subvaluada. Ninguna receta preestablecida es aplicable cien por ciento; cada caso requiere un tratamiento particular. Por ejemplo, no podemos comparar la presentación de un joven estudiante sin experiencia a la del veterano ejecutivo. El primero tiene que contar por vía indirecta todo lo que puede dar, el otro tiene que demostrar en forma explícita todo lo que ya ha dado.

Los errores más comunes

* Errores de ortografía o sintaxis:

* Dar por supuesta parte de la información. Por ejemplo, pensar que si uno coloca que estudió en UndelS, el otro automáticamente decodifica: Universidad Nacional del Sur. ¿O se trata de la Universidad Nacional de Salamanca?

* Sobreabundancia de datos secundarios. Por ejemplo, los datos personales del núcleo familiar.

* Imprecisiones en la información. Poner "varios cursos de actualización", sin dar idea de cuándo, de qué envergadura, sobre qué temáticas, etc.

* .Extenderse sobre funciones laborales. Abrumar con datos específicos, o con tareas muy pequeñas o sobre empleos lejanos en el tiempo

* Omitir información sobre tareas cumplidas. Decir "encargado de mantenimiento", dando por sobreentendido cuáles son las responsabilidades que competen a la posición dentro de una determinada organización

* Confundir las funciones propias con las del conjunto. Por ejemplo, decir "Desarrollo del proyecto de ingeniería", cuando esa fue la función cumplida por un equipo multidisciplinario, donde el postulante sólo llevó a cabo tareas subalternas.

* .Sobredimensionar el C.V. Escribir tres carillas cuando podría estar en una sola página.

* Utilizar nombres propios para palabras comunes. Por ejemplo, "Atención al Público, Archivo de Documentación, Recepción de Pedidos", etc.

* Uso innecesario de términos extranjeros, cuando existen palabras equivalentes en castellano.

* Presentación descuidada. Los aspectos formales hacen a la imagen. Utilizar papel de calidad, cuidar la sobriedad y el tamaño estándar, que facilita el archivo. Utilizar el recurso de la impresión láser que ofrece mayores posibilidades tipográficas y una impecable lectura.

* El más grave: No incluir un plan de carrera u objetivo de búsqueda. Cuando el postulante no está seguro en qué puede desempeñarse, el empleador no tiene por qué tener la respuesta a este dilema, ni tampoco es el indicado para decirnos qué queremos hacer.


Fuente: Extracto de la nota "Curriculum Vitae, pieza clave en la búsqueda laboral", publicada en la Revista Becas & Empleos Nº 66. Autor: Lic. Liliana Velarte.


La trampa de la hipervaloración

Todo curriculum vitae transmite un mensaje. Por eso hay que tener espíritu de autocrítica para confeccionarlo y no sobrevaluar nuestros antecedentes. ¿Cómo encontrar el equilibrio y no caer en los extremos ?

Las posiciones extremas no son muy apropiadas en ningún orden de la vida. Este es un punto a tener en cuenta en el momento de encarar una búsqueda laboral. El espíritu de autocrítica se debe reflejar en el curriculum y en la carta que lo introduce

Las pautas para juzgar nuestros propios valores y capacidades y para actuar acertadamente según las circunstancias, no pueden emanar, frecuentemente, de nosotros mismos. Pero entonces... ¿cómo proceder?... ¿cómo hacer para disponer de los elementos que nos permitan ubicarnos con cierta aproximación en el ambiente en el que deberemos movernos?

En cuestión de aptitudes naturales y capacitaciones adquiridas, existe toda una gama de formas de ser: el modesto, el tímido, el pedante, el agresivo, el sobreestimado o hipervalorado, etc., etc. Las variantes y combinaciones son infinitas. Por suerte, también existen los "bien ubicados", que con saludable sentido de autocrítica, se aproximan al conocimiento del "propio yo", saben de sus debilidades y fortalezas, suelen actuar con mesura y criterio, y si destacan sus puntos fuertes lo hacen sobriamente. Por todo esto, sus presentaciones ante sus futuros empleadores suelen ser eficaces.

La hipervaloración de uno mismo

Este fenómeno se manifiesta en aquéllos que jamás se han detenido a analizar el verdadero peso de sus condiciones y se creen arrogantemente "dueños del mundo", están totalmente convencidos que serán llamados a cumplir "un gran destino". Pero siempre tendrán tropiezos en su plan de carrera, tanto mayores cuanto más relucen estas características.

Para quienes manejan las cuestiones relacionadas con la inserción laboral, el hipervalorado se descubre rápidamente. Posee un curriculum vitae pretendidamente "inflado", con letras y espacios de amplitud desmesurada, sustantivos comunes con iniciales en mayúscula como si fueran nombres propios, destaques exagerados con guiones, comillas, letra "negrita" o viñetas, y ubicación de los diversos ítems en páginas separadas aunque sobre espacio.

Suele haber insistencia y tozudez en la aparente trascendencia de antecedentes de poco valor, y esto transforma el encuentro con el asesor o la entrevista con el selector en un momento poco agradable, en lugar de ser un diálogo durante el cual se intercambian informaciones e ideas.

Esta modalidad de comportamiento puede "tolerarse", aunque no justificarse, en los que tienen reales méritos para ello (la Humanidad, en todas las épocas y terrenos, ha dado miles de ejemplos sobre este asunto). Pero, aún en estos casos excepcionales, es decididamente un serio inconveniente. Con más razón, si luego, durante el desempeño laboral, condicionado por pautas erróneas de sobreestimación, no se perciben las realidades que deben afrontarse de continuo.

Buscando el equilibrio

Día tras día, un buscador de empleos, sobre todo en sus primeras experiencias, se ve bombardeado por consejos y datos diversos sobre cómo debe proceder para lograr el ansiado objetivo de obtener un cargo.

Mientras la propuesta laboral tarda en llegar, la angustia crece y surgen mayores dudas: "¿Estaré haciendo lo correcto?"

"Fulano consiguió un empleo como el que yo quiero ¿cómo se presentó?"

"Para aspirar a algo así ¿bastará mis antecedentes?"

"Leí que la fórmula es dar la imagen de un campeón y destacarse en la presentación y en las entrevistas, mostrando una personalidad arrolladora"

"¿Será necesario emplear una política agresiva para aumentar el impacto?"

"Algunos compañeros de facultad me comentaron que es mejor agregar a mi curriculum datos inexistentes, que muestren que tengo más antecedentes. ¿Esto es así?"

"Con un magro curriculum seguramente nadie se interesará en mí"

"¡Los puestos en empresas líderes son para esos que apabullan con sus antecedentes!"

Esta postura, en la práctica no genera más que rechazo entre los selectores, aburridos de tanta insinceridad. Los obliga a gastar buena parte del tiempo que debiera estar destinado a la selección, buceando entre los datos que aporta el postulante, para tratar de encontrar alguna información de real interés en esa verdadera maraña de conceptos rimbombantes.

Hemos aprendido, en contacto estrecho con muchos buscadores de empleo, que, en muchísimos casos (y en todos los niveles de búsqueda), ésta es una posición que adoptan por miedo al fracaso, más que por el íntimo convencimiento de lo que hacen o dicen.. Toman esa postura de sobreestimación por desesperación e ingenuidad. Ignoran que es mucho más sencillo y efectivo brindar una información veraz, medida, que permita ver el grado de autoanálisis de que son capaces. Probablemente sea más eficaz sorprender dando más de lo que se espera, que desencantar demostrando que no es lo que se aparenta.

¿Ejemplos?

* Para conseguir empleo:

"1994 Viaje de negocios a EE.UU.

Contacto con empresas productoras de máquinas - herramientas.

Bahco - Denver - Tecnotools."

* Para evitar conseguir empleo:

"En 1994 toma contacto con las grandes empresas Norteamericanas del mundo de las Máquinas - Herramientas. En una fluida charla con los más altos ejecutivos, es informado de los avances en el proyecto del Tornillo de Rosca Cuadrada (valor invertido en el proyecto: $ 14.800.000)"

¿TENGO UN C.V. HIPERVALORADO?

1. Aumento innecesario del número de páginas, usando hojas distintas para cada ítem, aún cuando sobre espacio.
2. Detalles intrascendentes de las funciones realizadas.
3. Inclusión de datos irrelevantes como por ejemplo nombres de los padres o la dirección de los institutos donde estudió.
4. Asignación en carácter de logro personal, cuando en realidad fue una participación secundaria dentro de un grupo de trabajo.
5. Destaque de datos con títulos en tipografía de gran tamaño.
6. El uso innecesario de la 1º o 3º persona cuando corresponde el impersonal.
7. Abuso de la tipografía especial (negrita, mayúsculas en sustantivos subrayados) con la intención de destacar cosas de importancia relativa.
8. Uso de papelería ostentosa o colores llamativos.



FUENTE: Extracto de la nota "CV: La trampa de la hipervaloración", publicada en la Revista Becas & Empleos Nº 70. Autores: Liliana Velarte y Waldo Cacopardo

Los riesgos del CV camaleón

A veces ante la desesperación de no encontrar trabajo, nos vemos tentados a "arreglar" el CV de acuerdo a las circunstancias. Hay que tener mucho cuidado con esto, porque los selectores de personal están entrenados para detectar mentiras. ¿Qué hacer para no caer en la trampa?

El camaleón se protege de sus enemigos tomando el color del entorno en que se encuentra, confundiendo así a su atacante que no logra distinguirlo. En algunos casos de búsqueda laboral - sobre todo cuando la situación se parece, en términos económicos, a una lucha por la "supervivencia" - es habitual que algunas personas se sientan tentadas de hacer lo mismo que el camaleón: si "arreglan" los antecedentes del curriculum de acuerdo a lo que solicita la empresa, tendrá mayores posibilidades de inserción.

Pero esto no es así, porque los selectores de personal, tienen en mayor o menor medida una preparación previa, y además poseen suficiente experiencia para llegar a establecer si los datos de un curriculum son verdaderos, falseados o "ligeramente" alterados. Hay más de una forma de "leer los antecedentes" como para chequear la información, incluso antes de tomar contacto con el postulante.

En los buscadores de empleo de más de cuarenta años existe todavía aquel mito de que "los curriculum no se leen; son tan sólo una formalidad; lo que cuentan son los contactos". Este concepto es erróneo, porque se leen y en profundidad.

En tiempos pasados las empresas privadas tenían un perfil de empresa pública, donde el amiguismo y los contactos podían llegar a tener lugar. Hoy no hay margen para la beneficencia. Las organizaciones buscan resultados y para ello quieren incorporar a sus planteles a la gente más idónea. Prueba de esto es la profesionalización de las búsquedas. Hoy en casi ninguna empresa, la selección queda en manos de improvisados.

Para un selector profesional un curriculum veraz es el primer paso. Si no se transmite desde el primer contacto que se es confiable, ningún otro paso tendrá lugar. Un candidato amigo de dar las cosas cambiadas puede significar un mal colaborador una vez incorporado.

En el caso de los muy jóvenes, se cree erróneamente, de que si no se inventan antecedentes que les den experiencia no serán tomados en cuenta.. Esto es falso, porque la experiencia "fantasma" es muy fácil de ser descubierta por el selector.

¿Cuál es la salida para aquéllos que no encajan en un perfil determinado?

La solución pasa por ser sinceros y coherentes. Una verdad bien dicha impacta mucho más que varias hojas de "cháchara" inconsistente.

La pregunta más frecuente es: ¿Cómo voy a lograr que me llamen para hacer la tarea "Z", si en mi curriculum aparece que yo sólo cumplí funciones como "X"?

Lo mejor, es acompañar la presentación con una carta que guíe la lectura del curriculum, en el sentido en que deseamos que sea leído y argumentando porqué se quiere ocupar ese cargo. Cuando alguien se postula para cualquier función, es primordial despertar confianza en sus futuros empleadores, por eso es muy importante ser fieles a la verdad. Una carta breve, concisa, que demuestre que se conocen los requerimientos del puesto, podrá dar mejores resultados que un curriculum "camaleón".

Si bien el recurso de tratar de argumentar en la carta no es garantía absoluta de obtener el puesto, hay más posibilidades que si se opta por recurrir al falseamiento, total o parcial, de los antecedentes.

La mentira tiene patas cortas

Belisario T. Ingeniero Agrónomo recién graduado. Presentó un curriculm donde figuraba que entre sus primeros trabajos (año 1979) había administrado un campo.

- Selector: Belisario, estoy viendo sus antecedentes. Aquí dice que Ud. administraba en 1979 un campo en Junín. ¿Eso es correcto?

- Belisario: Sí, así es. Trabajaba para González y González y administraba un campo.

- Selector: ¡Permítame que lo felicite! Ud. era una especie de niño prodigio. Si los datos personales están bien, sólo tenía catorce años y ya estaba en condiciones de administrar un campo. ¡Es admirable!

- Belisario: Esteee... en realidad no es así. Yo trabajaba para la empresa González y González que administraba campos.

- Selector: ¿Y Ud. tenía uno de esos campos a su cargo? ¡A los catorce años!

- Belisario: Bueno, en realidad yo era el cadete que hacía los trámites.

Belisario no sólo exageró los antecedentes, sino que también se perdió la oportunidad de decir algo que sí era un mérito. El, a los catorce años, ya se estaba ganando la vida muy honrosamente, haciendo algo que estaba a la altura de sus posibilidades.

Raúl G. Abogado, con algunos antecedentes en comercialización. Para poder obtener un puesto de encargado de una sucursal de venta de una empresa mediana, ocultó sus estudios universitarios, convencido que no lo tomarían si sabían que era abogado.

Un tiempo después, mientras trabajaba junto a su Jefe de Ventas, entró al local un ex compañero de facultad, a quien, por supuesto, reconoció y saludó con familiaridad. El Jefe no entendía de dónde se conocían y preguntó. El ex compañero (que ignoraba que Raúl había omitido contar su historia profesional), relató divertido una simpática historia que les tocó vivir en Tribunales.

Horas después, el Jefe lo llamó a su oficina. Quería saber qué otras cosas había "olvidado" consignar Raúl en su solicitud y cuan confiable era.

Fue difícil explicar lo sucedido, y sin duda mucho más traumático que si hubiera sido sincero de entrada. Porque explicar, en un primer momento, que era abogado por tradición familiar, pero que su verdadera vocación era la comercialización, hubiera resultado más creíble que decirlo forzado por las circunstancias.

Sergio C. Gran experiencia en ventas de automóviles. Pensó que su perfil estaba ligado a un campo muy acotado y que si cambiaba los antecedentes y ponía experiencia en otros rubros iba a facilitar la búsqueda.

Comenzó modificando un poco los antecedentes cuando contestaba algún aviso. En cada caso adecuaba los datos al tipo de vendedor solicitado. Meses más tarde y con varios modelos de CV en la calle, fue llamado por una consultora de mucho prestigio. Antes de la entrevista, debió llenar un formulario con sus antecedentes, pero no sabía cuál de las variantes de su curriculum tenía el selector en su poder. Después de mucho titubear, lo completó con los datos y fechas que consideró más convenientes (no eran exactamente las reales). Cuando lo entrevistaron, vio sobre el escritorio el ejemplar que la consultora tenía. Por desgracia para él, era un CV con sus verdaderos antecedentes. ¡Había sido llamado por lo que era!, y ahora tenía que convencer a su entrevistador que el formulario llenado previamente tenía los datos falsos y el CV los reales.

Sergio perdió la oportunidad de ingresar a la empresa, para hacer lo que sabía y le gustaba, ganando un sueldo acorde, y sintió la impotencia de no poder defender la situación que él mismo había provocado.


Walter K. Arquitecto, con buena experiencia laboral en el exterior. Tenía la dificultad de que sus antecedentes laborales no eran demostrables. Poseía un fluido inglés y conocimientos moderados de francés. Se presentó a una selección de una empresa norteamericana radicada en nuestro país. Los cinco minutos fatales, lo llevaron a poner en su CV que hablaba con total fluidez los dos idiomas.

Cuando fue convocado, su entrevistadora lo recibió cordialmente y le tendió la mano mientras lo saludaba en un correctísimo francés. Walter balbuceó algo, pero cuando ella continuó la charla en el mismo idioma, tuvo que admitir que no seguía la conversación.

Como era lógico, no hubo forma de convencerla de que su CV era verdadero, más allá de la mentira de su fluido francés.

FUENTE: Extraída de la nota "Los riesgos del CV camaleón", publicada en la Revista Becas & Empleos Nº 76. Autor: Lic. Liliana Velarte, Asesora de Empresas en Recursos Humanos.


Las ventajas del CV siempre listo

A la hora de presentarse a un empleo o beca, un hombre precavido vale por dos. ¿Quién no se enfrentó en algún momento de su vida a un apurón para resucitar la historia "oficial" de sus antecedentes?

En el momento crucial, el tiempo perdido en esa búsqueda frenética por cajones, bibliotecas y apuntes perdidos puede ser decisivo. Reflexionar sobre esto nos ahorrará muchos dolores de cabeza.

¿Por qué es necesario "organizarse"

en las tareas previas a la confección del curriculum?.

1. La exigencia cada vez mayor, por parte de las empresas, de una capacitación continua de los postulantes o sus incorporados, origina un rigor casi "académico" para juzgar sus antecedentes o su desempeño.
2. La elevada rotación de los cargos, con la consecuente reducción de los tiempos de permanencia de las personas en sus puestos de trabajo.
3. La aceleración de los medios de comunicación por la incorporación de nuevas tecnologías, lo cual comporta una inmediatez en las respuestas.

Preparar el terreno

Desde el primer día en que se obtiene el título, desde el primer antecedente que se posee, desde el primer curso de capacitación que se realiza, debe armarse un "borrador" de curriculum, incluyendo también cualquier otra actividad que luego pueda y deba agregarse en el mismo. En ese "borrador" se consignará cada dato en hojas separadas (o se incorporará prolijamente en la computadora, si se dispone de ella). No importa que al principio tal vez se escriba un sólo antecedente en cada hoja, con el tiempo, ya se irán agregando los que correspondan. Este trabajo, realizado poco a poco y con el pasar de los días, meses o años, no comporta ningún esfuerzo y permite consignar, en una carpeta o en un diskette, los datos con los cuales en pocas horas, se podrá confeccionar un curriculum actualizado y "en limpio", sin apuros, improvisaciones o angustias.

Por otro lado, una vez que se ha completado cada actividad de valor curricular, sea académica, laboral o de otro carácter, debe solicitarse una constancia o certificado, que también debe guardarse ordenadamente, junto con su correspondiente fotocopia tempranamente obtenida, para exhibirla si fuera requerida (nunca entregar originales).

Quienes saben cómo se confecciona un curriculum vitae, también saben qué datos de cada uno de los antecedentes deben quedar consignados en su "borrador", para no tener que salir a buscarlos (a veces infructuosamente) entre apurones y corridas, por empresas, patrones, instituciones o casas de estudio que por razones burocráticas han de tardar en entregar constancias, siempre y cuando no se tenga el disgusto de comprobar que alguna de aquellas ha desaparecido o modificado su estructura.

Por todo esto, es conveniente tener, además, varios ejemplares, ahora sí, en "limpio", de curriculum actualizado, "siempre listo" para presentar ante eventuales requerimientos.

Estas recomendaciones, que a primera vista pueden parecer demasiado ingenuas, son el producto de una larga experiencia en asesoramiento a profesionales, algunos de los cuales recurren a nosotros después de una o varias frustraciones, permitiéndoles comprobar que tales inconvenientes pueden ser subsanados si se dedica un poco de tiempo, y sobre todo si se comprende que el rédito de esta tarea justifica holgadamente el esfuerzo. Nadie ignora que la inserción laboral no depende únicamente de un CV, pero es penoso que el primer eslabón de la cadena, mal preparado por el apuro, sea el causante de un fracaso en esa búsqueda.

Dos casos, dos testimonios

CASO 1 - El geólogo Fernández, con buenos antecedentes en su especialidad y bastante relacionado en su ambiente, recibió una tarde un llamado telefónico desde una provincia norteña de nuestro país para que al día siguiente, enviara vía fax, un ejemplar de su CV.

Una empresa extranjera, que allí estaba iniciando sus estudios de riesgo para instalarse en la explotación minera, había perdido uno de sus profesionales y necesitaba en forma urgente cubrir esa plaza, en condiciones aparentemente muy interesantes. El geólogo Fernández supuso, con fundamento, que igual requerimiento se habría hecho con otros colegas, dada la premura del caso, y entró en un estado cercano a la desesperación, pues no tenía ningún curriculum ordenado como corresponde, ni por lo menos ejemplares anteriores que estuvieran desactualizados. Pasó la noche en vela, revolviendo cajones y carpetas, anotando apresuradamente en borrador, y percatándose de lo incompleto de sus datos y de la ausencia de otros, que él recordaba pero no podía precisar. Además había que pasarlos en limpio y darles una presentación aceptable. ¿Y quién se lo iba a armar, sino tenía computadora ni impresora? Conclusión: Fernández no pudo enviar sus antecedentes en el término exigido, y no pudo ni siquiera intentar acceder al cargo.

CASO 2 - El bioquímico González se enteró tardíamente de un llamado de otorgamiento de becas por parte del área idónea de una organización científica prestigiosa del extranjero. El plazo para la presentación estaba por expirar, y apenas tenía un día para entregar su curriculum, cuyo contenido era de suficiente categoría como para aspirar al logro de la beca. No lo tenía listo como para presentarlo "ya", y, si lo confeccionaba apresuradamente, corría el riesgo de fracasar, por ser insuficiente la información que proporcionara sobre sus antecedentes. En resumen, no llegó a tiempo y perdió una excelente oportunidad para capacitarse en el extranjero.

0 comentarios: